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En espera: una casa de maternidad en Namibia ofrece a las mujeres y a los recién nacidos más posibilidades de sobrevivir y prosperar

 Tres mujeres embarazadas ríen juntas sentadas en un escalón al aire libre frente a una pared roja
Dos mujeres se inclinan sobre unas lechugas que crecen en un invernadero. La mujer en primer plano, que sonríe ampliamente, lleva un sombrero rojo y un vestido con estampados rojos y blancos
  • 27 de mayo de 2025

REGIÓN DE KUNENE, Namibia – Kuliua Maundu, de 26 años, recuerda una noche de hace siete años como si fuera ayer. «Estaba en casa cuando empezaron los dolores», relató. «Pensé que sólo era el trabajo de parto por lo que intenté dormir, pensando que iría al hospital por la mañana».

Sin embargo, cuando llegó al día siguiente ya era demasiado tarde. Su bebé había muerto estrangulado por el cordón umbilical, una trágica complicación que pudo haberse evitado con la atención de una partera cualificada.

«Me arrepiento todos los días»

«Si hubiera ido antes al hospital…», comentó la Sra. Maundu al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que tiene a su cargo las cuestiones de salud sexual y reproductiva. «O si hubiera estado en la casa de maternidad … Pero no tenemos auto y es difícil encontrar a alguien que te lleve inmediatamente».

Vive en la remota aldea de Orotjitombo, a unos 30 kilómetros de Opuwo, la capital de la región nororiental de Kunene, en Namibia. Las largas distancias, el mal estado de las carreteras y la falta crónica de transporte han provocado que el número de mujeres que dan a luz en el hospital sea extremadamente bajo, lo que pone en peligro muchas vidas.

Era el primer embarazo de la Sra. Maundu y nadie le había aconsejado sobre la importancia de la atención prenatal, lo que le habría ayudado a comprender las ventajas de ser atendida por profesionales sanitarios. «Me arrepiento todos los días», afirmó.

Búsqueda de seguridad y apoyo

Hoy, con dos hijas de tres y cinco años, la Sra. Maundu espera su tercer bebé, pero ahora se aloja en la casa de maternidad Kazetjitindire Angelika Muharukhua, de Opuwo. «Aquí me siento segura. Si pasa algo, estoy cerca del hospital».

Una embarazada con un vestido de flores verde y blanco sonríe a la cámara desde una silla de plástico naranja frente a una pared roja
En la casa de maternidad apoyada por el UNFPA en la región namibia de Kunene, Kuliua Maundu espera tener un parto seguro. © UNFPA Namibia

La tasa de mortalidad materna en Namibia ha ido mejorado paulatinamente en los últimos años; sin embargo, sigue siendo casi el doble de la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de no más de 70 muertes por cada 100.000 nacidos vivos para 2030.

La casa de maternidad fue construida por la Organización Mundial de la Salud en 2013 con fondos de la Unión Europea y el apoyo del UNFPA, para que las mujeres embarazadas pudieran alojarse cerca del Hospital del Distrito de Opuwo. Allí hay parteras cualificadas para ofrecer atención y asesoramiento, además de una cocina compartida, comedor y dormitorios. El centro puede alojar hasta 40 mujeres.

«Es cómodo», declaró la Sra. Maundu. «En casa cocinamos fuera, en el fuego; aquí tenemos cocina. Y dormimos en camas, no en el suelo. Es una gran diferencia».

La casa de maternidad fue reformada en 2023 gracias a la financiación del Gobierno de Japón y la colaboración con el Programa Mundial de Alimentos también ayudó a crear un huerto. Además de proporcionar alimentos nutritivos, el huerto ayuda a las mujeres a aprender cómo cultivar para que puedan mantener un estilo de vida más sano cuando vuelvan a casa.

Ser madres por elección, no por casualidad

Mukaamakove*, de 17 años, tardó hora y media en recorrer los 50 kilómetros que separan su aldea de Ohandungu de la casa de maternidad en Opuwo, donde espera su primer hijo.

«Me enviaron mis padres», explicó. «Me dijeron que aquí estaría mejor, que estaría a salvo, y mi bebé también. En casa no tenemos transporte para llegar a tiempo al hospital si ocurre algo».

Unas embarazadas de espaldas a la cámara sentadas en el exterior de un edificio rojo mientras otras dos permanecen de pie de cara a la cámara, una con un vestido morado y otra con un vestido negro de flores
La casa de maternidad ofrece a las futuras madres un lugar en el que alojarse cerca del Hospital del Distrito de Opuwo. © UNFPA Namibia

Debido, en parte, a la falta de atención sanitaria y a un terreno accidentado que dificulta el acceso a cualquier tipo de servicio, incluida la planificación familiar, más de una de cada cinco niñas de la región de Kunene queda embarazada en la adolescencia; una de las tasas más altas de Namibia. El matrimonio infantil, la desigualdad de género y una cultura en la que los hombres controlan la elección y el acceso a los anticonceptivos son también factores que contribuyen a la alta tasa de embarazos en la adolescencia.

Las niñas que quedan embarazadas en la adolescencia corren un mayor riesgo de matrimonio forzado, de tener que abandonar su educación y de perder oportunidades laborales, lo que limita su futuro y sus opciones. También son más vulnerables a complicaciones como la fístula obstétrica y la preeclampsia, por lo que el acceso a la atención médica es aún más crítico.

Más de una de cada cinco niñas de la región de Kunene queda embarazada en la adolescencia; una de las tasas más altas de Namibia.

For young girls, being able to visit a hospital while pregnant significantly lowers the risk of maternal deaths, injuries and complications. 

Uahingaimue*, also 17 and pregnant for the first time, said her parents were concerned about something happening to her if she gave birth at home. “It's my first baby, and I’m nervous about the big day,” she said. “But at least here I’m close to the hospital if I need help.” 

Para las jóvenes, poder acudir a un hospital durante el embarazo disminuye significativamente el riesgo de lesiones, complicaciones y muertes maternas.

Uahingaimue*, también de 17 años y embarazada por primera vez, comentó que a sus padres les preocupaba que le ocurriera algo si daba a luz en casa. «Es mi primer bebé y estoy nerviosa por el gran día», declaró, «pero al menos aquí estoy cerca del hospital si necesito ayuda».

Un compromiso con la salud materna

Las casas de maternidad constituyen un vínculo vital entre la equidad sanitaria, el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. «Apoyar las casas de maternidad no es sólo una cuestión de infraestructura, sino de proteger el derecho a un parto seguro», afirmó Erika Goldson, representante del UNFPA en Namibia. 

«Salvan las vidas de las mujeres de zonas remotas pues ayudan a cerrar la brecha en salud materna y acercan la dignidad, la seguridad y la equidad allí donde más se necesitan».

Dos mujeres se inclinan sobre unas lechugas que crecen en un invernadero. La mujer en primer plano, que sonríe ampliamente, lleva un sombrero rojo y un vestido con estampados rojos y blancos
Un huerto suministra productos frescos para garantizar que las futuras madres reciban alimentos nutritivos, gracias al apoyo del Programa Mundial de Alimentos. © UNFPA Namibia

«Esta vez estoy haciendo todo lo posible para que mi bebé llegue sano y salvo»

Además de apoyar las casas de maternidad, en 2024 el UNFPA donó equipos médicos, como mamparas, camillas ginecológicas, monitores de frecuencia cardiaca y aparatos de ultrasonido a las salas de maternidad de hospitales de las regiones de Kunene, Ohangwena y Zambezi.

Para Uahingaimue, la casa de maternidad es algo más que un lugar donde alojarse: es la oportunidad de dar a su bebé el comienzo más seguro posible. «Esta vez estoy haciendo todo lo posible para que mi bebé llegue sano y salvo. Y espero que más mujeres hagan lo mismo».

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